Ser una ingeniera de software solía sentirse como un logro hasta que fui a una fiesta en la azotea después de la Semana de la Moda de Los Ángeles. La azotea estaba llena de modelos y multimillonarios. Un hombre que conocí poseía una mansión de 110 millones de dólares... pero vivía en un apartamento más pequeño en West Hollywood porque la mansión era demasiado grande solo para él. Cuando le dije que estaba en software, solo asintió. Luego conocí a la mujer que estaba a su lado: una chica asiática, unos años mayor, que se parecía sorprendentemente a mí. Mismo tipo de cuerpo, mismos rasgos. Ella era callada, de voz suave, y no intentaba impresionar a nadie. Era presentadora de noticias. Y él estaba completamente cautivado por ella. No de manera lujuriosa. Más bien, como enamorado. En una sala llena de modelos, solo tenía ojos para ella. Ella no movió un dedo. Él se encargó de ella. Mientras tanto, yo había pasado años levantando todos los dedos, construyendo una carrera para mantener a una futura familia. Pero esa noche me di cuenta: Ser una mujer de altos ingresos en un campo dominado por hombres no siempre te recompensa. Puede penalizarte sutilmente. Porque la verdad es: las chicas de carrera a menudo se sienten culpables de ser cuidadas. Así que vamos 50/50. Nos esforzamos más. Y a veces, la chica que es cuidada... se parece exactamente a nosotras, menos la culpa.