La felicidad en el trabajo proviene de la elección de la dirección y del entorno. Saber lo que quieres hacer, por qué lo haces y cómo hacerlo correctamente, evita la búsqueda ciega del rendimiento. Al integrar cada tarea en tu "sistema de vida" para planificar y juzgar, obtendrás un ROI más a largo plazo y más efectivo; esto es tener un sentido de dirección que te aleja de la ilusión de estar "ocupado sin sentido". ¡Aléjate decididamente de las personas o situaciones que te incomoden o limiten tu productividad! ¡Di no con firmeza! Si un compañero te hace menos eficiente, entonces interactúa menos con él. Si un jefe te asfixia, cambia de departamento. Si toda la organización te impide rendir, entonces cambia de ecosistema. Esto no es huir, sino optimizar proactivamente tu entorno de vida. La alta eficiencia no se logra a base de aguantar, sino a través de la selección y la elección; la verdadera madurez es entender que "el entorno es más importante que el esfuerzo".