Los padres no querían que las escuelas dijeran a los niños que adivinaran palabras en vez de pronunciarlas. Ocurrió porque la gente no prestaba atención. Los padres no querían que las escuelas frenaran a nuestros alumnos con mejor rendimiento para fabricar artificialmente resultados iguales. Ocurrió porque la gente no prestaba atención. Los padres no querían que las escuelas prohibieran el álgebra en secundaria. Ocurrió porque la gente no prestaba atención. Hasta que empecemos a prestar atención, ideólogos anti-excelencia como estos seguirán apareciendo, bajando los estándares, castigando a los alumnos con alto rendimiento y debilitando nuestras escuelas. Tenemos que exigir algo mejor para nuestros hijos.