Sentí esto a los 24 años.
Renuncié a mi trabajo, rompí con mi novia, vendí todo y me mudé al sudeste asiático.
Hice amigos nuevos y más interesantes. Compré una moto. Comencé un negocio y me quedé sin efectivo. Pasé horas fumando, tocando la guitarra y leyendo en cafeterías.
Cero arrepentimientos.