La cláusula de ciudadanía por nacimiento de la 14ª enmienda fue escrita específicamente para los hijos de esclavos liberados. No se pretendía que alguien pudiera cruzar el Río Grande, dar a luz y que su hijo fuera automáticamente considerado ciudadano estadounidense. El caso Wong Ark Kim, que la izquierda siempre cita para reclamar esto como ley consolidada, se aplicaba a los hijos de trabajadores chinos que fueron legalmente traídos a América para trabajar en los ferrocarriles transcontinentales. No damos la ciudadanía a los hijos de diplomáticos extranjeros nacidos en Estados Unidos ni deberíamos concederla a los hijos de inmigrantes ilegales. Es hora de que el Tribunal Supremo haga lo correcto y ponga fin a esta estafa.