Un hombre japonés dejó de hablar con su esposa después de una discusión, inicialmente porque estaba celoso de la atención que ella les estaba dando a sus hijos. A pesar de esto, la pareja continuó viviendo junta y crió a tres hijos durante los siguientes 20 años sin intercambiar palabras. Con el tiempo, se sintió atrapado por su propia terquedad, sabiendo que la razón de su silencio era tonta, sin embargo, de alguna manera no podía romperlo. La situación finalmente cambió cuando uno de sus hijos escribió a un programa de televisión sobre el largo silencio. Después de que el programa se involucró, el hombre finalmente volvió a hablar con su esposa mientras los dos estaban sentados en un banco de un parque público. "De alguna manera... ha pasado bastante tiempo desde que los dos hablamos... estabas tan preocupada por los niños... Yumi... hasta ahora has soportado muchas dificultades. Quiero que sepas que estoy agradecido por todo. También quiero hablar contigo después de esto. Espero que podamos trabajar juntos a partir de aquí." La esposa respondió: "Yo también lo espero. Gracias."