La paradoja de la igualdad de género es un hallazgo muy interesante. Si miras a las sociedades de todo el mundo, verás que los países más prósperos y sociopolíticamente iguales muestran en realidad las mayores diferencias entre hombres y mujeres. Así que, por ejemplo, si comparas las brechas de género en Dinamarca o Suecia, en realidad son más grandes que en sociedades más tradicionales como Vietnam o Botsuana. Una posible razón para esto es que en sociedades más ricas y prósperas, donde las personas son tratadas de manera justa e igualitaria, se permiten que surjan diferencias subyacentes. En sociedades más pobres con valores culturales rígidos, hay un límite a cuánto pueden expresar las personas sus verdaderas preferencias, deseos y personalidades. Esto es lo que estamos viendo en muchos países occidentales modernos. Incluso lo notas en los campus universitarios. Cuanto más alto subes en los rankings universitarios, mayor tiende a ser la brecha de género política. Si miras a la Ivy League y otras escuelas Ivy-Plus, la brecha entre hombres y mujeres es más grande que en universidades de nivel medio o bajo. Así que incluso dentro del sistema universitario, cuanto más rico y orientado a la igualdad es el entorno, más se amplía la brecha de género.
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