Algunas reflexiones sobre Estados Unidos y Europa: "Borrado civilizacional" suena ofensivo, pero muchos líderes europeos —en Francia, Alemania, Italia— llevan años expresando preocupaciones similares. De hecho, la política migratoria de la UE se ha endurecido considerablemente desde el enfoque de puertas abiertas de Merkel.  La diferencia clave es que los europeos quieren abordar estos y otros desafíos haciendo Europa más fuerte, no destrozándola. Incluso los partidos populistas euroescépticos de todo el continente han dejado de fingir que estarían mejor fuera de la Unión. Especialmente después de ver lo que pasó con el Brexit. Hoy en día, una Unión Europea fuerte es una de las pocas políticas en las que la mayoría de los votantes europeos realmente están de acuerdo. La administración Trump lo ve de otra manera. El NSS habla abiertamente de "cultivar la resistencia a la trayectoria actual de Europa dentro de las naciones europeas." Eso es el compromiso de Estados Unidos a socavar a sus aliados más cercanos desde dentro, institucionalizando lo que Trump, Vance, Elon Musk y otros ya han estado haciendo: reforzar fuerzas de extrema derecha y anti-UE desde Alemania hasta el Reino Unido.  Los líderes europeos ven esto por lo que es. Si Washington ya no está alineado con Europa en valores que los europeos consideran esenciales, entonces Estados Unidos ya no puede ser considerado un aliado. Eso es una crisis existencial para la Alianza Transatlántica. O, como lo planteamos en nuestro principal riesgo en enero, el mundo G-Zero gana. Lo que los europeos estén dispuestos a hacer al respecto es otro asunto completamente distinto.