La fiebre del oro digital dio la bienvenida a los soñadores. El oro de los tontos brillaba en cada esquina. Los sabios juraron que las herramientas eran más seguras que el tesoro hasta que las herramientas se convirtieron en el tesoro. Intercambiamos palas y olvidamos el mineral. La mina nunca fue de roca era la fe presionada en números. Cuando la fe se desmoronó, la música vaciló, y el oro se disolvió en polvo. Los sabios ahora guardan silencio, los picos y palas apilados en las montañas y el oro digital aún esperando Para los nuevos creyentes, Para que el ciclo pueda empezar de nuevo.