El amor es ciego, la idoneidad es utilitaria y el matrimonio es solo una apuesta de autoengaño. Tarde o temprano, la persona que te gusta será atravesada por la realidad, y la que elijas será rechazada por el deseo, y el matrimonio es una propuesta falsa. Ya sea recogiendo huesos entre las ruinas de las hormonas o lamiendo sangre en las grietas de la calculadora, tanto horizontal como verticalmente, es un callejón sin salida. Los románticos acabarán ahogándose en leña, arroz, aceite y sal, y los realistas quedarán atrapados para siempre en sueños nocturnos, y cualquiera que elijan cavará sus propias tumbas.