Estoy desesperadamente triste por la pérdida del increíble y brillante amigo Charlie Kirk. Duele peor debido a la cuasi aprobación de este asesinato por parte de la prensa convencional. Los ejemplos están en todas partes. Dejando a un lado a esos escritores demoníacos, digamos: Requiem aeternam dona eis, Domine: et lux perpetua luceat eis.