Si "alguien te desencadenó", estás equivocado. Si "no tuviste otra opción", estás equivocado. Si alguien "te hizo sentir de cierta manera", estás equivocado. No importa lo que digas, siempre estás a cargo de tus acciones. Esto es axiomático. No importa cuánto dinero, libertad política o estatus social puedas acumular, nunca serás soberano hasta que establezcas la soberanía emocional.