Es el dedo medio definitivo hacia el establecimiento — hacia tu profesor de finanzas — hacia los banqueros de inversión en Wall Street — hacia los capitalistas de riesgo en Menlo Park — hacia aquellos que se toman demasiado en serio. Una startup sin equipo, sin ingresos, sin producto y sin hoja de ruta. Y cuando ven una valoración de más de 0, lo llaman absurdo — y ese es el punto. Por eso me gustó. Por eso invertí en ello.
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