Una de las cosas más extrañas que han sucedido en el último siglo es la narración acelerada de nuestras propias emociones y sufrimiento Piense en la forma en que la persona promedio maneja una pérdida ahora En el pasado, simplemente sentirían el intenso dolor de la pérdida Ahora, buscan en Google su dolor, considerando el dolor como un problema inconveniente con solución: buscan artículos, libros, contenido de autoayuda, afirmaciones, cursos, citas, consejos de IA, etc. Luego trabajan para recitar cualquier historia mental que brinde la mayor comodidad a corto plazo y preserve la imagen de sí mismos Cuanto más se entrega una persona a esta reescritura mental, más insufrible tiende a ser, porque en esencia ha elegido la ficción sobre la realidad y, al hacerlo, se desconectó de su propio corazón. Su energía siempre es incongruente, inquieta, distraída y todos los que los rodean pueden sentirla Porque incluso si logran aplastar algo temporalmente, lo que no se siente nunca se borra realmente. Continúa filtrándose insidiosamente en cada momento. Esto crea discordancia energética y sufrimiento en la persona + cualquier persona en su campo. Se derrama en relaciones, decisiones y momentos que no tienen nada que ver con la herida original. E inevitablemente, invita exactamente al mismo tipo de experiencias que causaron el dolor original Es como si Dios te hubiera dado una enseñanza sagrada en forma de experiencia. Y en lugar de recibirlo, te anestesiaste con el lenguaje. Así que la próxima vez, por gracia, Él envía algo más fuerte, una variación que tu adormecimiento no puede manejar. Y sigue haciendo esto, una y otra vez, hasta que la dosis es lo suficientemente fuerte como para romper todas tus defensas a la vez... y finalmente te ves obligado a sentirlo. Todas las grandes almas son iniciadas por la angustia, la traición o la tragedia. No como castigo, sino como purificación. Estos son los momentos que disuelven la ilusión y derriban el andamiaje del ego No hay camino hacia un alma hermosa sino vivir con el corazón bien abierto y dejar que todo lo doloroso entre, hasta que toda falsedad se queme, y lo que nunca se puede perder, se reconozca plenamente Las grandes almas son mucho más raras ahora, en gran parte porque adormecer los sentimientos a través del lenguaje se ha convertido en la norma. Y con él, nuestras almas se han encogido Narrar el dolor es negar su don Sentirlo plenamente es encontrarse cambiado por la gracia