Sé que añadiría una carga burocrática, pero creo que los académicos que sean sorprendidos mintiendo al público deberían enfrentarse a algo similar a la barra y no deberían poder enseñar ni trabajar en universidades financiadas con fondos públicos. Demasiados académicos actúan de manera poco ética y no reciben ninguna repercusión por ello.