Uno de los mayores problemas que aquejan a los hombres jóvenes es que ven todo a través de una lente transaccional. Está bien para los negocios, pero es mortal para ti como persona. ¿Tratas a tu esposa, a tu iglesia o a tu Dios de esa manera? Si lo haces, terminarás rico en tratos y en quiebra en espíritu.