¿Qué pasaría si, en lugar de promover las vacunas para el COVID-19, el gobierno hubiera promovido la importancia de la ‘salud metabólica’? Para reducir la gravedad de la enfermedad COVID-19. ¿Qué pasaría si a nuestros mayores se les hubiera dicho que hicieran más ejercicio, comieran saludablemente, controlaran los niveles de azúcar en sangre, bebieran menos alcohol, consumieran más proteínas, tomaran vitamina D3 (+ otros suplementos necesarios) y perdieran peso? ¿Qué pasaría si la “narrativa aprobada” hubiera sido que es imperativo aumentar la salud metabólica para la población en general, y particularmente para aquellos de nosotros que somos mayores y tendemos a tener sobrepeso? ¿Qué pasaría si estos mensajes nos llegaran a través de nuestros médicos, funcionarios de salud pública, clínicas de bienestar, escuelas públicas y escuelas de medicina? ¿Qué pasaría si las escuelas volvieran a valorar la educación física?