Los baños públicos en toda China ahora cuentan con dispensadores de reconocimiento facial que requieren que los usuarios vean anuncios cortos antes de recibir una tira de papel higiénico. El sistema fue diseñado inicialmente para prevenir el desperdicio — algunos visitantes estaban tomando papel en exceso — pero los anunciantes rápidamente vieron una oportunidad. Ahora, los usuarios se colocan frente a una pequeña pantalla, ven un comercial de 5 a 10 segundos y luego se les entrega una cantidad limitada de papel. Es parte de la creciente tendencia de China de "espacios públicos inteligentes", donde la IA y los sensores rastrean los patrones de uso para reducir costos y mejorar la eficiencia. Sin embargo, ha generado debates sobre la privacidad, la dignidad y la intrusión comercial — especialmente en momentos tan personales. Aun así, el concepto representa cómo la publicidad digital y la automatización se están fusionando incluso en los rincones más inesperados de la vida diaria, redefiniendo lo que significa "servicio público" en el siglo XXI.