No me complace ver a estas personas desmoronarse. Siento una cierta satisfacción divertida al ver la ley de conservación de la opresión confirmada en la práctica: a medida que la opresión real retrocede, algo en la mente humana intensifica nuestra percepción de los obstáculos triviales que quedan para la plena indulgencia de los caprichos, que se expanden para llenar el vacío.