Lo más difícil de ser emprendedor, de la inmobiliaria o de cualquier otra cosa que valga la pena hacer: Tienes que ser capaz de mirar información incompleta... O un problema complicado sin una solución clara... Y tomar una buena decisión sobre qué camino seguir.

No hay nadie que pueda tomarte de la mano y guiarte a través de una guía paso a paso para ganar. El viaje de cada uno es diferente. Las 1,000 decisiones importantes que tomé para ganar no se parecerán en nada a las tuyas. Por eso es tan difícil enseñar el éxito.

Porque hay una habilidad que necesitas tener para ganar: Ingenio. La capacidad de encontrar lo que necesitas y encontrar soluciones a problemas para los que no hay respuestas correctas.

La vida no es un libro de texto. No puedes pasar tres páginas atrás y buscar la respuesta. No puedes preguntar a un profesor. Cuando eres un emprendedor, no hay nadie ahí fuera que pueda ayudarte a resolver problemas excepto TÚ.

Y esto es lo opuesto a lo que la mayoría de la gente está acostumbrada a hacer. La escuela secundaria y la universidad te enseñan a cumplir, buscar la respuesta y memorizar. Google nos da respuestas a cualquier pregunta que tengamos al alcance de la mano. Excepto qué hacer cuando surge un problema en tu negocio.

¿O qué hacer cuando te hacen una pregunta difícil a la que no sabes la respuesta en una llamada de conferencia con un cliente, socio o inversor. Entonces, ¿cómo te vuelves ingenioso?

Lo practicas. Exploras y sales de tu zona de confort tan a menudo como sea posible. Te desafías a ti mismo. Lees libros no para leerlos, sino para intentar aplicar los marcos a cómo tomas decisiones basadas en lo que sabes que es verdad.

Te equivocas mucho. Pero si usas la cabeza, puedes evitar hundir el barco. Y vivir a través de ellos para luchar otro día. Y puedes mejorar. Y adaptarte. Y tener una mente abierta. Y aprender.

Y desarrollas una intuición. Un sexto sentido. Y puedes tomar decisiones rápidas con confianza. Y ganas.