Cada presidente que he conocido recibe el mismo consejo de mi parte: Tu trabajo no es elegir ganadores, es proteger el Sueño Americano. Nuestra mayor exportación no son el petróleo, los chips o el oro. Es la idea de que cualquiera, de cualquier lugar, puede venir aquí y construir algo. Ese sueño alimenta el capitalismo — desordenado, volátil, pero imparable. ¿Cualquier cosa que lo perjudique? Mala política. Punto.