El hallazgo actual de tiendas de segunda mano: apliques que cuestan lo mismo que en West Elm, pero con 100 veces más personalidad. Un mundo más hermoso no es necesariamente uno más caro. Pero la belleza requiere cuidado y discernimiento. Al final, es un subproducto del amor. Sin ella, acabas con un mundo frío y estéril en el que nadie se siente inspirado para vivir.