El programa H-1B nunca fue deseado ni necesario. Fue creado en 1990 en base a un estudio defectuoso de la NSF que nunca se hizo público y predijo falsamente una escasez de ingenieros. Los científicos que testificaron ante el Congreso lo destrozaron, e incluso la NSF admitió que era defectuoso. Sin embargo, el fuerte cabildeo empresarial lo impulsó de todos modos.